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Regresiones

Regresiones [Concepción, Chile] Curiosa nota sobre la regresión, muy cercana a la eficacia simbólica. No quiero entrar en profundidades epistemológicas por ahora. Interesante. Sigue aquí:

Singular Tratamiento en Pleno Centro de Concepción. Hacen regresiones gratis. Una comunidad sin fines de lucro pretende ayudar a la gente. El único requisito es la fe, nada más.
Determinando las dolencias del alma, las hermanas buscan la mejor terapia para curarlas y quienes han vivido la experiencia dicen sentirse totalmente renovados. Y no sólo sanados de sus enfermedades, sino también con un mejor ánimo para enfrentar sus problemas.
Recostada boca abajo sobre una camilla, dos mujeres me atienden. Comienzan hablando sobre las dolencias de mi alma. Una de ellas responde las preguntas de la otra... yo escucho, consciente de todo lo que pasa a mi alrededor. Mi alma responde a través de ella: "Mis temores, inseguridades y náuseas son por una experiencia traumática", dice lentamente.
En pleno centro de Concepción se hacen regresiones gratis, es lo que escucho de un amigo. Llego al lugar indicado, más de 20 personas esperan ser atendidas por las hermanas. Me acerco a una mujer, quien amablemente y antes de decir algo toma mis datos, pregunta cuál es la razón de la visita y llena una ficha. "Es la primera vez que vengo y me dijeron que se hacían regresiones", le digo. Ella responde: "Entonces vienes a encontrarte con tu alma".

Místico Encuentro

En un salón abierto, sin escritorios ni módulos, debo esperar junto a más de 20 personas. Nadie exige ser atendido inmediatamente. "Nosotros no vamos a ellas; ellas vienen por nosotros", dice Carmen.
Mi compañera de espera es una mujer de 70 años. No es la primera vez que viene; lleva dos meses en esta terapia para curar una úlcera en su pierna. "Mijita, esto es pura fe, yo soy católica y aquí no te preguntan por tu religión. Puede venir cualquiera que lo necesite... He visto hasta sacerdotes", asegura. En medio de nuestra conversación, una de las hermanas -como se llaman entre ellas- nos pide guardar silencio. Comienza la sesión con una oración.
Luego de una hora de espera, una mujer se me acerca y me dice "tú, ven y cuéntame que es lo que te aqueja". Recostada en una camilla, le cuento que sufro de colon irritable, náuseas y de muchas inseguridades. Boca abajo, pone su mano sobre mi hombro y junto a otra mujer comienzan a comunicarse con mi alma. "En mi otra vida tuve un accidente automovilístico y morí mutilada", musita quien ve mi alma. Es lo que provoca mis inseguridades. Ambas piden borrar ese recuerdo de mi alma y me despiertan con un soplido de renovación.
La sesión termina cuando me dicen qué es lo que provoca mis dolencias y lo que hacen por curarlas: una regresión con mi alma.
No es la única cura. Algunos sólo escuchan los problemas de los demás, una sencilla conversación les alivia los dolores. Otros, como yo, deben ir a un par de sesiones más, gratis.

Cuestión de Fe
La presencia de quienes hacen estas terapias no es ninguna novedad para los penquistas. Ya llevan un par de años en pleno centro y su único afán es ayudar a la gente que lo necesita. Algunos van por dolencias físicas, mentales, incluso asisten quienes fueron dejadas o dejados por su pareja; lo único que necesitan es alguien que los escuche. Funcione o no, según sus pacientes lo único que hace falta es fe y creer.
[23 de enero de 2008]
crónica ]