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Fantasmas en Restaurante

Fantasmas en Restaurante [Santiago, Chile] El diario La Cuarta publica una historia que ya había llegado a televisión: en las antiguas caballerizas de la Quintrala se ha abierto un restaurante donde penan viejas almas santiaguinas. Basado en un artículo de La Cuarta, la historia sigue aquí:

Espíritus de Amantes Eliminados por Catalina de Los Ríos y Lisperguer Meten Barullo en Local de la Plaza de las Agustinas. Amantes de La Quintrala penan en viejo restorán. Local está construido sobre una antigua caballeriza de la malvada heredera del valle de La Ligua. Gritan como si la hacendada los estuviera azotando.
Tener amantes y seducirlos en lugares estratégicos es historia antigua para algunas mujeres. La Quintrala, en el siglo XVII, llevaba a los amantes a una de sus caballerizas.
Según los libros de historia, Catalina de Los Ríos y Lisperguer asesinó a más de 40 personas en sus intensos 61 años de vida. Muchas de las malogradas víctimas fueron esclavos e indígenas que La Quintrala eliminaba tras su relación con ellos.

Gemidos

El bodeguero Marcelo Sánchez (42) labura hace 20 años en el restorán La Plaza de las Agustinas y contó que el lugar fue construido sobre la caballeriza de la rica heredera de los valles de La Ligua y Longotoma.
El local, con más de 50 años de trayectoria, se llamaba antes El Pollo Dorado y está en Estado 215, en pleno Santiago.
Según Sánchez, el sitio está repleto de ánimas que cada cierto tiempo apagan las luces, mueven las copas, gimen como si La Quintrala los azotara.
"Los entendidos dicen que acá La Quintrala mataba a los sirvientes con los que tenía intimidad. Por eso que hay almas que todavía no descansan y están presentes", dijo.
Debido a su pega el bodeguero debe almacenar productos hasta bien entrada la noche, por lo que ha sido testigo ene veces del fenómeno paranormal. "Son espíritus que mueven cosas o hacen ruidos. Son bien juguetones y a veces se siente que caminan, corren o hacen sonar un manojo de llaves", agregó.
La portera Rosita Aguilera (45) contó que una vez "sentí una mano que me empujaba la cabeza hacia abajo... y no había nadie. Me dio escalofríos. Casi me muero del espanto".

Sangre
La sicóloga y clarividente Carmen Cancino indicó que al estudiar el sitio escuchó gemidos de dolor y llantos. "También bajan y suben escaleras. Esto además fue lavandería, por eso se escucha agua. La grasa en la cocina se vuelve rojiza como si fuera sangre", sostuvo.
[Ronald Henríquez M.]
[24 de mayo de 2007]
la cuarta ]


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