Mi Amigo Se Vino Del Cementerio A Advertirme
Días atrás fui al cementerio a visitar a un amigo muerto (es el amigo que mataron en el hospital). Hacía meses que no iba y estaba sintiendo su presencia muy fuertemente. Le decía yo a mi novia: "Sabes, siento que me está diciendo que pasa algo con su tumba y quiere que vaya. Algo pasa con su tumba, tengo la impresión de que cree que lo van a trasladar, está muy asustado, quiere que vayamos pronto". Yo, cuando dijo estas cosas, prefiero que no me discutan, porque sé que suena muy irracional y tampoco podría explicar yo porqué me da por sentir esas cosas (por ejemplo, ah, anda mi amigo por aquí; ¿qué pasará?)
Pues bien, llegamos al cementerio y lo primero que vemos es que la tumba ya no está. Me explico. En el lugar donde estaba su tumba había una lápida con el nombre de otra persona, desconocida. Y su foto (que habíamos puesto a modo de lápida, apoyada contra el tallo de una flor y de una cruz que hay ahí) estaba por detrás. Nos asustamos y fuimos a preguntar que dónde habían dejado a nuestro amigo.
Está ahí mismito. En ese lugar el ayuntamiento enterró a tres muertos (mi amigo era indigente, por eso). La familia de uno de ellos llevó su lápida (de mármol). Nuestro amigo tiene una foto con la esquela de su defunción. El otro enterrado no tiene ni lápida ni nombre ni sabía yo que estaba enterrado aquí.
No me importa rezar por otros muertos.
Así entendí esos días en que sentía tan fuertemente su presencia. Mi amigo (Jordi, era catalán) debe haberse pegado un susto enorme, pensando que lo sacaban de ahí, y vino a pedirnos ayuda. Por cierto, antes de morir, Jordi era ateo.
Pues bien, llegamos al cementerio y lo primero que vemos es que la tumba ya no está. Me explico. En el lugar donde estaba su tumba había una lápida con el nombre de otra persona, desconocida. Y su foto (que habíamos puesto a modo de lápida, apoyada contra el tallo de una flor y de una cruz que hay ahí) estaba por detrás. Nos asustamos y fuimos a preguntar que dónde habían dejado a nuestro amigo.
Está ahí mismito. En ese lugar el ayuntamiento enterró a tres muertos (mi amigo era indigente, por eso). La familia de uno de ellos llevó su lápida (de mármol). Nuestro amigo tiene una foto con la esquela de su defunción. El otro enterrado no tiene ni lápida ni nombre ni sabía yo que estaba enterrado aquí.
No me importa rezar por otros muertos.
Así entendí esos días en que sentía tan fuertemente su presencia. Mi amigo (Jordi, era catalán) debe haberse pegado un susto enorme, pensando que lo sacaban de ahí, y vino a pedirnos ayuda. Por cierto, antes de morir, Jordi era ateo.
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Hernan -